sábado, 6 de julio de 2013

Palabras de José Manuel Cabada Álvarez en la mesa redonda sobre "A Rapa" celebrada el 17 de junio de 2013 en la Casa de Galicia de Madrid


José Cerdeira y Carlos de Blas con los componentes de la mesa: José Manuel Cabada Álvarez, José Ramón Ónega López, Juan Constenla Carbón y José Manuel Rivas Troitiño
A Rapa das Bestas de Sabucedo. Casa de Galicia.
 José Manuel Cabada Álvarez

 
Sr Presidente de la Casa de Galicia, José Ramón  Onega, Sr Concelleiro de Cultura de la Estrada, Juan Constenla, José Manuel Rivas Troitiño, reencontrado compañero, amigas  y amigos da Estrada e Terra de Montes, organizadores de este acto, aloitadores y vecinas de Sabucedo en Madrid,  señoras y señores: Benvidos e Benvidas a esta  Loubanza da Rapa das Bestas de Sabucedo. 

Hoy visitamos Sabucedo con motivo a Rapa das  Bestas, una fiesta documentada desde 1682 y declarada de Interés Turístico Internacional.

As bestas y Sabucedo son inseparables, pero de as bestas tenemos noticia desde mucho antes. En el Museo al aire libre más extenso de Europa, el tesoro del Tiempo de Terras de Pontevedra, los petroglifos de Campolameiro nos dan testimonio de la presencia das bestas en los Montes donde hoy habitan. (Vale la pena que visiten el Centro de Interpretación, en Campo Lameiro)

Siguen estando allí,  3.513 años después, en los Montes de Montouto, entre los Municipios de Cerdedo, Campo Lameiro, La Estrada y Forcarey, en una zona de forma más o menos rectangular de 9 x 7 kms y una extensión de 65 Kms cuadrados.
  
Nuestros caballos.
Los conocemos desde 1500 a C, al final de la Edad de Bronce por los  petroglifos. Hay escenas de domas de caballo y de jinetes, cuya postura de los brazos recuerda a los jinetes de la Diadema de Ribadeo (Museo de Louvre y Valencia de Don Juan). También hay caballos en línea en actitud de trote.

Del centro de Europa van llegando los ligures, empujados por los celtas que llegan en el  600 a C. que traían unos caballos más altos del estilo de Solutre que se cruzaron con los gallegos

Escribe el romano  Plinio en el  77 a.C.  “en la misma Hispania está el pueblo Galaico que cría una raza de caballos con un paso que no es corriente sino elástico porque extiende al mismo tiempo las patas de cada lado, caballos amaestrados para marchar al trote. Plinio les llama Tieldons y más tarde andadura gallega, si lo normal es el pie derecho, mano izquierda, y pie izquierdo, mano derecha; el gallego es pie derecho mano derecha, pie izquierdo mano izquierda.
Plinio hace referencia a la creencia de que la velocidad a la que corren las yeguas se debe a que son fecundadas por el viento del oeste. Quizás Plinio no estuvo en el Cadavo y a lo mejor se lo contaron, pero sí ustedes suben al Cádavo, lo pueden comprobar.
En los años 25 y 26 a. C. la guerra contra los romanos, adquirió tal dureza que el propio César se puso al mando de cinco legiones por tierra y mar, y porque no había aire, tal era la resistencia a la dominación romana.

Escribió Dión Casio en 235, que a César le regalaron un caballo que tenía una hendidura en los cascos de las patas delanteras, que César  lo montaba con orgullo y que el caballo no soportaba a ningún otro jinete que intentara montarlo. Algún historiador se pregunta si César fue el primer aloitador de Sabucedo y Cabada Castro, de Sabucedo y del que luego hablaremos,  apunta que ojalá.

Estrabón escribe que en la guerra de guerrillas del 29 al 19 a. C como las tribus, en las montañas y desde los castros, atacaban la pesada maquinaria de los romanos en los desfiladeros. Los galaicos, astures y cántabros montaban dos en cada caballo lo cual demostraba la fuerza del caballo y su doma para adaptarse entre los riscos y entre las piedras.
En determinado momento, uno se bajaba del caballo y peleaba pie a tierra. Luchaban con su carácter temperamental y apasionado, quizás una constante de la raza. Algunos historiadores concluyen que no solo se diezmaron las tribus por el ejército romano, sino también por el hambre y el frío.

Silvio Itálico, que muere en el año 102, en su relato de las guerras púnicas, cuenta una carrera de carros de caballos, unos historiadores dicen que ganó el caballo gallego, otros que el asturiano llamado Planchates. Confirma Cabada Castro que el caballo gallego salió más rápido que el viento y que a la mitad de la carrera iba en primer lugar, pero se desfondó. Si se llamaba Lampón, sería por algo.

En el año 409 entran en Galicia oleadas de suevos que permanecen hasta el año 585, año en el que llega Leovigildo, pero no se interesa  mucho por los caballos.

Desde el año 843 hasta el siglo XII Galicia es atacada por los Wikingos que desembarcan en sus costas emplean el terror y permanecen el tiempo necesario para llenar sus barcos. La torre de la Lanzada, la de San Sadurniño en Cambados y las del Oeste en Catoira son testigos.
En esta última se celebra el Desembarco Wikingo, Fiesta de Interés Turístico Internacional, a la que deben de ir, después de haber ido primero a la Rapa.

Los árabes, que entraron a la península a pie, pronto se adueñaron de los caballos y mejoraron la raza en la Dehesa de Altamira, en Córdoba; de allí salió Almanzor el 3 de junio del 997, y el 10 de agosto saquea Santiago de Compostela, sólo respetó la tumba del Apóstol y obligó a los cautivos a llevar las campanas de la catedral y las puertas de la ciudad a Córdoba
En el siglo XII los labriegos gallegos capturaban caballos salvajes para entregarlos a los señores feudales como pago por los gravosos impuestos.

Los Reyes Católicos entran en Galicia por el Cebeiro el 7 de septiembre de 1486 y llegan a Santiago de Compostela, el 21 de septiembre, imponiendo el control del Reino de Galicia “ Doma y castración” había decretado la Reina Isabel. Nombran casi un virrey, eliminan a los nobles que se oponían, decretan el uso del castellano para las clases altas y administración, ordenan arrancar los olivos, prohíben las costumbres heredadas, y se llevan muchos caballos

Fernando el Católico  en el segundo viaje de Colón dispone que se lleven 25 caballos en su mayoría yeguas; dados los antecedentes de la nao Santa María en Pontevedra y el discutido origen pontevedrés de Colón, hay posibilidades de que as bestas de Sabucedo llegaran al nuevo Mundo.

En 1525 los corregidores gallegos reciben una orden desde  Valladolid “que los potros de más de jun año se capen y traigan rocinas de marca para yeguas. Las personas que tuvieren yeguas de caballos de casta podrán ir a pastar a los prados de las  montañas, aunque no fuesen vecinos de la parroquia.

Las guerras de Sucesión, Independencia y Carlista demandaron más caballos, y Galicia los aportó.

El origen de la Rapa
En la proyección posterior se relatará la tradición oral por la cual dúas vellas habían prometido al Santo un caballo y una yegua si se salvaban de la peste.

Si es cierto que la peste llegaba a Galicia y entraba por el Grove con demasiada frecuencia; en el año  1411, por la  escasez de cosecha, hambre y muertes, el  Grove pierde el 57% de la población, en 1408 tenía 305 vecinos y en 1411, 132.

En el año 1567 entró la peste bubónica y se puede leer en la catedral de Santiago “Año de 1567 por el mes de octubre empezó la pestilencia en el puerto del Grove y duró más de año y medio, y de allí dio en Caldas de Reyes, Codeseda, Noya y Rianxo y por mayo en Vigo y Santiago y duró hasta enero del setenta. A Codeseda y Sabucedo, además, también llegó la peste por Portugal.

En el año 1568 los regidores de Santiago dictaron la siguiente orden” que se clave en cada una de las puertas de  la ciudad un memorial de los lugares en que reina la pestilencia para que no entre ninguna persona que proceda de ellos, son estos: Cotos de Codeseda y Montes (Sabucedo).
En 1597, dicen los Inquisidores, “en este Reino está la calamidad más grande y se halla en la necesidad más forzosa, y todo ocupado con la armada y gente de guerra y los familiares oprimidos por los trabajos” la peste se llevó por delante a Juan Ortiz de Matienzo, canónigo de Santiago, informador del Santo Oficio, sanguinario oficial de la Inquisición de  Galicia.

Decía el cura, escritor y cronista da Terra de Montes, Antonio Rodríguez Fraíz, nacido en Tomonde, que también escribió sobre los caballos de Sabucedo, y cuyo centenario de nacimiento conmemoramos en Forcarey, Cerdedo y Pontevedra en meses pasados, que en los archivo parroquiales estaba la historia y cultura del pueblo y que no había cultura sin archivos parroquiales.

Otro cura, vecino de Sabucedo, pero este jesuita y catedrático Manuel Cabada Castro, se metió en los archivos parroquiales de Sabucedo y escribió A Rapa das Bestas de Sabucedo, Historia e Antropoloxía dunha tradición, 1992; algunos de cuyos datos citamos. Le gustaría estaría estar hoy aquí pero sus obligaciones le retienen en Vigo.

Siendo párroco D, Gonzalo Bustillo, en 1682 aparecen los primeros escritos de venta de potros y así en los años siguientes;   en 1724 se hace inventario de todas as bestas que están en Montouto.

En 1733 aparece la palabra acurrar, el primer antecedente del curro y en 1746, los vecinos fueron a buscar el ganado al monte, 24 hembras y cuatro potros.

 En 1752, en los Montes da Planzadoira,  hay 33 yeguas mayores y menores y dos caballos que sirven de padres. Aparecen aquí dos greas. En ese año Sabucedo tenía 54 vecinos.

En 1778 se pide la licencia para la construcción del curro que se estrena  en 1779 y se vuelve a ampliar en 1854.

En 1862 por la ley desamortización se  presentan en Sabucedo el día da Baixa, el Alcalde de Cerdedo y tres guardias civiles para incautarse de la yeguada, el cura Manuel Castro que había recibido un soplo, mandó soltar as bestas y le dijo a las autoridades que fueran a buscarlas a los montes. Tras muchos viajes a Pontevedra presenta un razonado escrito en el mes de noviembre y consigue  la excepción de la yeguada en la ley de desamortización.

Comenta Cabada Castro que Santiago controlaba la venta de crines y que el Obispo conminó al párroco que amenazara a los feligreses con la excomunión si no iban al monte a bajar as bestas.

Las relaciones con la Iglesia y as bestas las llevaba el Mayordomo Fabriqueiro, un voluntario, y cuando no había voluntarios, el cura ejercía de Fabriqueiro.

En el año 1888 se produce un hecho que hoy sería materia de las televisiones; el párroco don Ángel Nadar no pudo terminar la misa que estaba oficiando y falleció. Los Tribunales Eclesiásticos cargaron contra Manuel Alonso Paredes, hombre muy instruido y casado, cuya señora estaba en cama tullida y que tenía una sirvienta de parte interesada. Indirectamente, el párroco desde el púlpito recriminó a Alonso su conducta licenciosa. Alonso respondió al cura “anochecerás y no amanecerás”. Como la sacristía estaba en obras, entró por un boquete y depositó estricnina en las vinajeras. Aunque no hubo testigos, fue condenado a cadena perpetua.

Este incidente supuso que el Obispo montara en cólera y visitara Sabucedo para exigir que  que se pagaran bautizos y enterramientos, que no se pagaban, por las yeguas del santo.

Hubo problemas de relación de los feligreses y las autoridades eclesiásticas. Los vecinos de Sabucedo solicitaron la creación de un Patronato, que se constituyó provisionalmente y cuando se pidió la autorización definitiva, fue disuelto en 1932, porque según Santiago, entorpecía la gestión del culto y ponía dificultades para la inversión de los productos de la yeguada.

Durante la guerra civil se siguió celebrando la rapa y como los hombres estaban en los frentes, las mujeres rapaban as bestas metiéndolas en un torno para que no se movieren  y   de rodillas sobre el muro, les cortaban las crines. Por este hecho hace dos años se rindió homenaje a Palmira Moreira que hoy tiene 97 años, a quién la Diputación de Pontevedra otorgó la Medalla de Oro de la Provincia en representación de las mujeres de Sabucedo.

En el año 1947 se constituyó la última Junta del Patronato y el contador era Manuel Cabada Iglesias, mi padre, contaba bien el dinero, tanto como para con el sueldo de Maestro poder sacar adelante a seis hijos; pero no consiguió lo que siempre me decía “No llegues nunca al fondo del bolsillo”, siempre le llegué al fondo.

Hoy as bestas do Santo son en realidad as bestas do pobo, aunque también hay bestas particulares en el monte. La Asociación da Rapa das Bestas gestiona todo lo referente as bestas y A rapa.


A BAIXA.
La fiesta da Rapa se celebraba siempre el día de Pentecostés, pero el penúltimo cambio se hizo por los años sesenta para el primer fin de semana de julio, sábado, domingo y lunes. Este cambio se motivó porque eran muchos los estudiantes de Sabucedo que no podían venir a la rapa por la coincidencia con los exámenes.

Esa fue la razón de mi debut como aloitador; me habían encargado atender al equipo de TVE, la única y en blanco y negro,  y el realizador Navarrete padre, al escuchar mis relatos de la rapa, me preguntaba si por mis venas corría sangre de Sabucedo, por qué  no aloitaba; yo le contestaba que por culpa de  los exámenes no había tenido oportunidad y algunas excusas más; tan pesado se puso que avisé a Antonio de Monteagudo que pasaba por allí para que me buscara una yegua mayor para saltar y que no me buscara complicaciones, que cabalgara poco y se parara; ese fue mi error porque Antonio había hecho de todo en la vida, menos de fraile, me confesó más tarde a los 90 años; me llamó y me señaló una besta, yo la vi asequible, pero no me  fijé en lo que tenía cogido por el rabo; con un salto limpio, uno era entonces deportista, me deje caer sobre el caballo, caballo de 2 ó 3 años, que  estaba cambiando el pelaje; en un segundo me di cuenta del engaño; aquel caballo era una bala, se encabritó, cabalgaba y se ponía de pie, yo  sujetando la cabeza y el cuello; colgado en el aire soporté tres intentos pero al cuarto, salí despedido por encima de su cabeza; en el suelo vi cómo bajaban sus patas delanteras y se apartaban para no pisarme. Con fuerza de un resorte, entre enfurecido y animado me levanté a rematar la faena  El público me lo reconoció con fuertes aplausos y el título efímero de  O Spunik, que se gritaba al volver a aloitar y con el que  me señalaban  al pasar por la carretera hacia la fiesta; el título me duró lo que duró la rapa.
Por el último cambio, del año pasado, la  baixa se celebra el viernes

En la misa de las siete de la mañana en la iglesia se pide la protección a San Lorenzo para traer as bestas “Sed Lorenzo nuestro abogado, pues sois nuestro patrón glorioso…; se canta en la novena al Santo.
Terminada la misa, los asistentes, los agnósticos, los que llegan a Sabucedo, los que ya estaban y no han dormido y los de siempre se juntan en la Casa do Campo.

Bajamos por la Cuesta del Campo, cruzamos la carretera de Cerdedo a Estrada y descendemos a Vosa Carballa, donde oímos el  agua cantarina que ya no mueve los tres molinos tapados por carballos; pasamos por el puente que nos permite contemplar un río juguetón con las piedras y  los aveneiros.

Salimos a la pista y nos dejamos caer hacia la izquierda para dirigirnos a “ Carballeira de  Pequite”. Iniciamos la subida entre un bosque de acibros, y carballos frondosos como si estuviéramos en el bosque animado. Salvamos un pequeño muro y nos adentramos en una finca con muchos eucaliptos cortados para la “generosa” papelera de la Ría de Pontevedra.

Cruzamos la carretera y disfrutamos de una pequeña llanura de viejos carballos que resistieron el asedio de los eucaliptos.
De repente nos paramos y en silencio observamos la impresionante subida al  Marco de Feal, de tierra negra, que la erosión castigó sin vegetación; bajamos la cabeza, apenas se habla, la vara se hunde, las rodillas gimen, se impone la cadencia, pero sin detenerse ni mirar atrás.

 Después de este puerto de categoría especial, disfrutamos de una llanura que con pequeños repechos va bordeando los picos que dejamos a la derecha; nos encontramos  con una verde planicie en la que los altos pinos rumorosos saludan nuestro paso; tras un cuarto recodo divisamos o Chan das Queimas, al pie del pico Peón.

Aquí está el primer cierre donde horas más tarde irán concentrando todas las greas y aquí es donde se decide cual de las cuatro rutas elegir bajo la dirección de un mozo experto de Sabucedo.

La ruta 2 es la más corta y cercana, se recogen cuatro greas, las de los caballos Cernedo, Castrelo, Jorge y Barreiro.
Cada grea está compuesta por el caballo, 25-30 bestas y sus potros. Al divisar la grea,  el responsable de la expedición manda parar y callar; examina la estrategia a seguir, decide como rodear a grea y analiza los posibles puntos de huida. Comunica la decisión y los grupos en silencio van abriendo circunferencias, cordel, que van cerrando para rodear as bestas hasta llegar a una distancia de 30-.40 metros,   y de 2-3 metros entre ellos.

 As bestas han estado observando la maniobra y puede que ya se hayan escapado si han observado fallos y sino, también analizan por donde escapar, presionan sobre un flanco en el que hay más distancia entre los que las están rodeando; si acuden más personas  a ese flanco,  dejan un hueco y por ese hueco es por donde van a escapar.

Si se escapan varias, mejor continuar con el cordel porque si vas a intentar cortarles el paso, no puedes hacerlo en paralelo, porque ellas tienen cuatro patas y tú dos, y siempre perderás; después de varias escaramuzas en las que van a intentar que también escapen las que están rodeadas y con la ayuda de jinetes, no opondrán mucha resistencia;  se abre el cordel para que entren, con el cuidado de que no se escapen todas.

Si elegimos la ruta 3, está un poco más lejos hasta el Coto de la Conla, allí están as greas del Castaño y Jesús Melenas; y en el Monte da Planzadoira, el Camaleón y el Marqués.

Si elegimos la ruta 4, es la ruta con más caminos estrechos y profundos, por terrenos muy irregulares y vegetación muy exuberante;  en el Monte de Souto y su valle, están el Julio Rey y el Castaño; y en los montes de Xobrey y Quintas, el Chaparro.

Si elegimos la ruta  5, es la más larga, para la que necesitas dos horas más. Desde el Peón bajamos entre piorneiras hasta el pequeño ríachuelo con algunas pequeñas lagunas; subimos hasta hacia As Lamas, cruzamos la carretera y bajamos hasta otro riachuelo que salvamos saltando de piedra en piedra; y al poco nos encontramos ante el  Monte Cadavo, el más alto, más de 700 ms, majestuoso, desafiante invencible por el frente.

El grupo lo ataca por la ladera izquierda en un cuesta .en zigzag constante, llena de piedras insorteables  que miramos no solo por seguridad para no caernos, sino también por miedo a levantar la mirada y encontrarnos con lo que falta para llegar.

Llegados a la cima, arriba se divisan as greas y se  gasta  tiempo en encontrar la estrategia, porque si se escapan ladera abajo, con la velocidad que relataba Plinio, va a ser muy difícil rodearlas. El Chulo, El Solitario, el Zapatero y el Makele son los dueños de las alturas.

Una vez rodeadas y después de todos los intentos, los de éxito y los de fracaso se impone el reposo. Pero te quedas de pie y te dejas llevar en medio del viento, abre  bien los ojos, y verás la ría de Arosa a la derecha y la de Pontevedra a la izquierda, déjate llevar por encima de los verdes valles hasta el azul de los mares y regresa a caballo de un Pegaso alado,  por el cielo azul o entre la nubes  de plomo.

 Ahora escucha los sones cristalinos de la Fonte do Cabalo,  acércate y verás que nace de la madre tierra entre tres rocas; no te resistirás a probar esa agua, que sí que es mineral, limpia, profunda, y con sabor a auténtica.

 En esa fuente se repite el rito de nombramiento de hijo adoptivo de Sabucedo  para los hombres y mujeres que han emparentado con vecinos de Sabucedo. El Cádavo los ha ungido.


Si la subida al Cádavo fue dificultosa no lo es menos la bajada por el riesgo de que as bestas se escapen, lo que obliga a continuas paradas para ir ajustando el cordel, para adaptarse a las exigencias del terreno, para disminuir la marcha de las bestas o para darles descanso.

 Al llegar al Peón, en el cierre se encuentran con otras greas y  los caballos, lejos de su territorio cuidan y defienden sus bestas;  se producen las primeras peleas, de pie con las patas delanteras y mordiscos, y una vez en el suelo con coces de repetición.

Después del descanso de as bestas y del refrigerio de los que cansados se dejan caer sobre la hierba, se inicia a Baixa de todas las greas hasta el cierre do Castelo donde permanecerán la noche, y al día siguiente bajarán  al Monte del Curuto en Sabucedo; hasta el primer curro a las siete de la tarde.
          
El Curro.
Se “acurraron” as bestas en 1733, en 1779 se construye el muro al lado de la Iglesia, que se vuelve a ampliar  en 1854. En 1967 se instalan una graderías metálicas desde la pared de la iglesia,  y diez  años más tarde las gradas de cemento de sur y oeste.

 En 1995 se construye el curro actual, que se amplió a 2.000 personas y es accesible para personas con movilidad reducida. Con el aforo completo, los espectadores reciben en silencio y con admiración creciente as bestas que en grupos van llenando el albero, los aloitaores se sitúan de espaldas a la pared y observando as bestas, nerviosos, inquietos.
 
Os Aloitadores
En Sabucedo ser aloitador es una profesión de pasión de por vida. Los aloitadores se inician a los ocho años, el año en que hacían la comunión. Su padre, o incluso su madre, lo bajaba al curro para el primer contacto con as bestas. Su primer contacto y tarea, era portar los capachos en los que se depositan las sedas al rapar as bestas. Después de este bautismo iniciático, al año siguiente ya cogían los potros, con ayuda de aloitadores, y los llevaban a la caseta o recinto de los potros. Retirados los potros para que no se dañen, se inicia la Rapa.

Los aloitadores, en grupo, con  la mirada tensa y escrutadora, con las piernas inquietas y temblorosas, ven como van pasando as bestas; uno señala el caballo elegido (suele ser un caballo el primero en ser aloitado) y sus dos compañeros o lo dudan o le dan el asentimiento; entonces se dispara el resorte, las piernas no aguantan más, salta con un fuerte impulso y cae sobre los lomos del caballo, aprieta las rodillas con fuerza, con la mano derecha agarra con fuerte presión las crines y con la izquierda azota el viento para intentar dirigir el caballo, cabalga intentado que el caballo dude en la orientación; su segundo compañero salta por el flanco derecho y se sujeta a la cabeza del caballo, el primer aloitador baja del caballo para entre los dos dominar la cabeza del caballo, fijan con fuerza los pies en la arena y cruzan sus brazos desde la oreja hasta el hocico para dificultar la visión del caballo, el tercer aloitador que tiene bien agarrado el rabo, zarandea de derecha a izquierda y de izquierda a derecha para dispersar la fuerza del caballo.

El caballo muestra una reacción emocional de nervios, le tiemblan los músculos, se le hinchan las venas y todo su cuerpo se enerva, resopla para encontrar salida y sigue peleando.

Es una pelea de tres contra uno, pero casi con los mismos kilos de fuerza; los aloitadores valientes y nobles miden su fuerza y habilidades con las habilidades y fuerza del caballo, latido con latido, gemido con gemido, piel con piel, sudor con sudor.

 La pelea siempre tiene finales: o el caballo es reducido y se mantiene de pie, o el caballo tira al suelo a los que le sujetan; y en el suelo hay que emplear otra técnica para no caer debajo del caballo o para neutralizar las coces que suelta desde la arena. Cuando se termina de rapar las crines y el rabo, los aloitarores le dan una palmada cariñosa al caballo que se pone en pie o se aleja mirando de soslayo, pero sin ira.

Más que fuerza, lo que importa es la técnica y la precisión en su combinación por los tres aloitadores. Hace unos años, en el curro viejo estaban unos madereros canadienses, troncos de casi dos metros y dedos que eran manos. Se reían de lo pequeños que  eran los caballos y como tiraban a los aloitadores a la arena. Ya calientes, pidieron a los aloitadores si podían bajar a aloitar; con una sonrisa retranqueadora le dijeron que sí.

Al rato estaban todos en la arena, as bestas se le escapaban entre las manos; las carcajadas del público eran más que de circo. Entonces pidieron ayuda y ahora, con una sonrisa ya sincera, los aloitadores les  fueron mostrando las técnicas.

Las cualidades de los aloitadores son valor, lo decía camilo José Cela en Mazurca, fuerza, técnica compartida, cariño y respeto as bestas, e identidad, tienes que ser de Sabucedo o sentirte de Sabucedo.

Los aloitadores de Sabucedo son profesores de Universidad, Abogados, Profesores de  Instituto, Maestros, Topógrafos, Trabajadores sociales, Mecánicos, Músicos…….. parados y también aloitadoras que llevan en su sangre la pasión trasmitida por sus abuelos, padre, tíos
Los aloitadores son los depositarios, los propietarios y promotores de un orgullo cultural que tienen que cuidar y trasmitir a las futuras generaciones.

Por ello pido un aplauso de reconocimiento a los aloitadores de Sabucedo, residentes en Madrid, que están en la sala: Toño, Roi, Pablo, Rolando, Pepe de Juana. Muchas gracias.

Hay tres rapas, el sábado por  la tarde, y el domingo y lunes por la mañana. Nunca ha habido heridos graves aunque los cuerpos de los  aloitadores quedan marcados de magulladuras y heridas.
Si el aloitador cae al suelo, a besta evita pisarlo. El peligro más grande y contra el que todos los aloitadores están prevenidos, es que en la lucha con el caballo te puedas golpear con la pared.

Terminado el último curro as bestas son conducidas a las afueras de Sabucedo, cada caballo va reuniendo su grea; terminado el recuento, inicia el trote de la libertad, vuelve a sus montes, a su territorio a cuidar sus bestas y crías, y así cada año de los últimos 350.
 
Los peligros das bestas.
En el año 1888 se consignan en el libro de Fábrica 15 pesetas para la compra de estricnina para matar lobos; en 1889 alguna sirvió para el cura, como hemos relatado.
En 1960 se consignan 220 bestas muertas por ataques de lobos. En el año 1961, as bestas solas bajaron al pueblo huyendo de los ataques de los lobos.
Cuando sólo quedaron 63 bestas en el monte se bajaron a un cierre del pueblo, protegidas por hombres armados.

En la crudeza del invierno y ante la falta de alimentos, los lobos bajaron al pueblo y por la noche se les oía ouvear e incluso se acercaban a las cuadras al oler a las ovejas, las bestas y las vacas.

En Sabucedo, en estas circunstancias, resultaba paradójico ver a Félix Rodríguez de la Fuente en la televisión de blanco y negro  hablando del amigo lobo. En momentos álgidos las autoridades provinciales autorizaban el uso de cebos y de batidas de caza.

Los lobos en Montouto, salen con la luz del sol de las piorneiras y camadas de toxo para recorrer, en manada, los montes. Se dedican a observar as greas, localizando a las parturientas, a las mayores, a las crías y a las que tienen dificultades para andar por caídas o heridas. Oubean para llamar a otros lobos para que se unan a la manada. Cuando se deciden a atacar, las bestas se alinean en círculo, cuarto trasero con cuarto trasero y en el centro las crías. El caballo corriendo alrededor para enfrentarse a los lobos. Se vio a un caballo que con una doble coz envió a un lobo por encima de un muro.
Hoy los lobos no son el mayor peligro das bestas: es el hombre.

Los cuatreros llegan con nocturnidad en un camión, lo llenan, incluso a veces con disparos, no solo intimidatorios, y se alejan. Dicen que a Portugal, donde en el Xurés están protegidos y los pagan, o al matadero.

También los asesinos ocultos; en 2009, aparecieron 7 bestas muertas por heridas de cuchillo. Las bestas seguramente entraron en una propiedad privada, fueron arrinconadas en un cierre, y allí sin poder moverse fueron
acuchilladas. Heridas, fueron liberadas y se dirigieron al monte, desangrándose mientras caminaban hasta caerse muertas. Los vecinos de Cimadevila amenazaron a los miembros de la Asociación A Rapa das Bestas que trataban de indagar lo ocurrido, pero decían  ”estas ya no volverán a entrar”
 La Asociación presentó denuncia ante el juzgado por maltrato animal, por delito contra la fauna salvaje y por atentado a bienes de carácter cultural.

Los peligros pueden venir también por el uso del monte, al cerrar grandes extensiones para el ganado vacuno, as bestas ven reducido sus pastos; desde la primavera se alimentan de los toxos tiernos y dejan para el invierno la hierba seca, pero ahora las vacas ya se lo están comiendo, por lo que en invierno no tendrán comida. Habrá que revisar los derechos das bestas en el monte después del dominio de tantos años

Y el mayor peligro, es la ruptura de la grea, que por llevar o retener en un cierre o en una finca a un grupo de bestas, se rompan los valores, la jerarquía, la amistad entre todas as bestas y con su caballo.

Los peligros da Rapa das Bestas
La dimensión de la Rapa es tal, que su presencia en internet  y en los medios pueden significar un serio peligro si no van acompañadas del respeto a la tradición como bien cultural, y de una organización que la preserve y la defienda.
Brigitte Bardot nos criticó por cortarle las orejas a los potros, era una tradición y con  cierto ritual religioso. Europa nos obligó a poner un chip y ya no cortamos las orejas. Pero Europa también tiene que ayudar a conservar este bien cultural ya no solo gallego sino europeo. Hay que llegar a las instituciones europeas.

La presencia de A Rapa en los medios de medio mundo; The Guardian, LIFE, New Jersey, Vietnam, Turquía, Japón, Canadá, Australia, Baltimore, Holanda, Francia, Dinamarca, Alemania, Japón….. nos obliga a cuidar y respetar nuestra tradición y a responder a nuevos retos de organización, de presencia en medios,  y de prestación de servicios de calidad  con los recursos adecuados.
La presencia y explosión de la rapa en Internet nos lleva desde un  vídeo italiano de 1949 hasta uno de la Rapa 2012, que está en la red y en nuestro blog y en la página web de Amigos da Estrada e Terra de Montes.

Para terminar; hemos pretendido mostraros, con cariño A Rapa das bestas de Sabucedo; hemos intentado que el desconocimiento, el desinterés, o los prejuicios sobre la rapa se contagiaran con una actitud de reconocimiento, de respeto y de desarrollo de un bien cultural; pero todo esto es una representación, les invito a conocer a los verdaderos protagonistas: as bestas, os aloitadores, los Montes de Montouto, las gentes de Sabucedo; la Rapa das Bestas de Sabucedo les espera.  Muchas gracias.